Golpe Bajo

Golpe Bajo

Sobre el polémico concurso de cuento del Avión Presidencial de Letras Libres

Por Hamlet Alcántara

No cabe duda que en esta administración todo lo que se relacione con el tema del Avión Presidencial se envuelve en la polémica, y así mismo le pasó a la Revista Letras Libres al convocar a un concurso de cuento sobre el tema.

La pura combinación de un concurso literario con el Avión Presidencial ya sonaba explosivo y así fue.

Debo puntualizar que quien esto escribe fue uno de los mil 700 participantes que le hicimos el caldo gordo a la Letras Libres  que se vanaglorió de la nutrida participación, para que a la mera hora el ganador fuera un extrabajador de la revista, el escritor Eric Uribares. Lo cual provocó indignación en redes sociales y las críticas no se hicieron esperar, ya que en la propia convocatoria uno de los apartados impedía la participación de ex colaboradores.

En lo personal le dio muchas vueltas a escribir esta columna, pero a final de cuentas decidí que era pertinente, sobre todo porque este tipo de situaciones es el pan de cada día cuando se habla de certámenes literarios.

Quiero aclarar que no pongo en duda la calidad del cuento, ni mucho menos la capacidad de quien lo escribió, porque como autor merece todos mis respetos, tanto él, como el resto de los participantes que se tomaron el tiempo de estructurar un cuento.

Alguna vez leí a mi colega y amigo el reconocido escritor Daniel Salinas, quien decía que los concursos literarios no son cuestión de suerte y que tampoco son una competencia donde gana quien mete más goles o consigue una puntuación más alta, porque siempre se está en manos del gusto y criterio de escritores que fungen como jurado.

Pero creo que en lo que se refiere al concurso de Letras Libres las cosas son muy diferentes, porque ellos mismos establecieron las reglas y ellos mismos las rompieron al premiar a un excolaborador.

Y no lo digo yo, porque cuando el caso amerita de un comunicado para aclarar porque no había ilegalidad, quiere decir que cuando el río suena es porque agua lleva.

Creo que hubiera sido tan sencillo como no establecer una restricción para excolaboradores en la convocatoria para evitar tanta polémica, pero sobre todo dejar un mal sabor de boca entre quienes participamos en este tipo de concursos.

Por ese mismo motivo es que también he decidido publicar el cuento que pasó a ser parte de las estadísticas de los mil 700, porque creo que finalmente los escritores nos debemos a los lectores, y son ellos quienes deciden si lo que leen les gusta o no.

Como decía al principio de esta columna pensé mucho si escribir estas líneas o no, o si publicar el cuento en la Revista Dictamen o no, y a final de cuentas decidí hacerlo como una forma de protesta ante este tipo de situaciones que es una práctica común en los concursos literarios, y porque creo que esto es tan corrupto como otras acciones de nepotismo y compadrazgo que realizan los políticos.

Porque como pueden ver, no sólo los políticos benefician a sus compas, parientes o allegados lamebotas, también lo hacen revistas como Letras Libres y otras grandes editoriales que anuncian atractivos concursos, que siempre ganan escritores de renombre que de alguna forma tienen alguna relación con el convocante.

Por lo tanto, reitero que tanto esta columna como la publicación del cuento Alas cruzadas, que fue uno de los mil 700 que recibieron los de Letras Libres, representan una protesta ante este tipo de situaciones.

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