- El seno familiar es donde se generan los cuadros disfuncionales y es ahí donde se puede remediar el problema, afirma Manuel Flores Pérez; arranca Programa para contribuir al combate del delito desde la prevención
Tijuana, BC a 31 de enero del 2022.- La delincuencia se genera en las familias y en la sociedad por el clima de violencia en el que se desarrollan la niñez y la adolescencia, y es solo ahí donde se puede remediar el problema de manera efectiva, estableció Manuel Alejandro Flores Pérez, delegado en Baja California de Misión Rescate México, durante el arranque del Programa de Desarrollo Social, Acción y Participación Ciudadana que busca sumar esfuerzos en el combate al delito desde su raíz, a través de la prevención.
Dijo que de acuerdo a datos de Suppera, la empresa tijuanense de consultoría que diseñó y está aplicando el programa, una tercera parte de los jóvenes de 12 a 18 años en Tijuana han sufrido algún tipo de violencia, mientras que casi un 40% se ha enfrentado al “bullying” en la escuela, lo que les genera resentimiento y pensamientos de venganza que luego devienen en conductas agresivas que son la raíz de los altos niveles de inseguridad que estamos viviendo particularmente en esta frontera.
Mediante un mensaje previo, ya que por razones de fuerza mayor estuvo ausente en el inicio del curso, Flores Pérez destacó que mientras no se ataque desde sus orígenes, el problema va a seguir subsistiendo, ya que pretender resolver la alta incidencia delictiva con armamento y más policías es como tratar de acabar con la mala hierba solo podándola: mientras no se arranque desde la raíz va a seguir floreciendo, y quizá cada vez con más fuerza.
Indicó que si a eso se añade el que los centros penitenciarios no son verdaderos centros de readaptación social, sino solo sitios de contención en donde por instinto de supervivencia los internos se “especializan” en delincuencia, y quienes presumen inocencia, si realmente lo eran se transforman en delincuentes, la situación se torna crítica como está ocurriendo en la actualidad en donde la ciudad lidera las estadísticas mundiales de violencia.
Este sábado inició el Programa de Desarrollo Social, Acción y Participación Ciudadana en el que participan estudiantes universitarios, quienes por espacio de un mes recibirán la capacitación necesaria para convertirse en facilitadores que posteriormente acudirán a 10 colonias, de un total de 50 que han sido diagnosticadas como zonas vulnerables, no necesariamente por el alto índice delictivo, sino por las condiciones propicias para que se genere este tipo de conducta antisocial.
Las colonias donde iniciará el Programa son Mariano Matamoros, Libertad, Fraccionamiento Delicias, Nueva Tijuana, Veinte de Noviembre, Anexa Veinte de Noviembre, Garita de Otay, Rincón Dorado, El Pedregal e Infonavit Río Tijuana, donde existen factores que propician conductas delictivas, tales como la incidencia de delitos, perfiles sociodemográficos, económicos y educativos, así como el número de internos que “tienen” en centros penitenciarios.
Durante el inicio, la coordinadora del Programa, Nallely Itsamany Parra González, instó a los participantes a involucrarse a fondo en este proyecto que aunque es de largo plazo, sobre todo por los recursos reducidos con que arranca, puede generar un efecto multiplicador entre otros sectores de la sociedad civil e incluso entre instituciones gubernamentales en esta tarea que busca un fin común: devolver la tranquilidad total y permanente a la sociedad.
Parra González destacó que el Programa tendrá una duración de seis meses y que durante el primer mes los estudiantes universitarios serán capacitados por un consultor de Suppera en sesiones de una vez por semana en las instalaciones de la UNID, de la cual es rector Manuel Alejandro Flores Pérez, para luego salir a campo, a trabajar con los habitantes de las colonias, con quienes se instrumentarán programas de prevención.
La estrategia a aplicarse está basada en la educación en valores, la adquisición de habilidades sociales, desarrollo de autocontrol, prevención de adicciones, disminución de factores de riesgo e incremento de los factores de protección para favorecer las relaciones funcionales en la sociedad por medio del establecimiento de interacciones y hábitos de convivencia armónica y productiva.