Donde la oscuridad penetra

Donde la oscuridad penetra

Novela Policiaca

Hamlet Alcántara

Foto: José Gabriel López Mejía

85

– ¡Ya te dije que necesito saber dónde anda el patrón! –gritaba la lesbiana por el celular de Santi, sin saber que su llamada estaba en alta voz, y todos podíamos escucharla.

– Tú no te preocupes Condesa. Yo le habló hoy mismo al patrón para que te devuelva la llamada, pero me dejo instrucciones precisas de no darle a nadie su paradero. Es más ni siquiera a mi me dijo bien donde andaba.

– Mira Santi aquí las cosas se están poniendo muy calientes. La Policía Ministerial me acaba de reventar una casa de seguridad y yo creo que es la gente de los Malacón la que está detrás de todo esto.

Vieja hipócrita. Creo que ese mismo pensamiento lo tuvimos todos al escucharla.

– Bueno ¿Y que había en esa famosa casa? –le preguntó el Santi.

– No me lo tomes a mal, pero como que este tipo de cosas no se pueden estar tratando por aquí. Por eso quiero ver al patrón personalmente para hablar con él –la Condesa se escuchaba bastante alterada.

– Mira no creo que puedas hablar con él en estos días. Por lo menos no en persona…

– ¿Y entonces que chingados voy a hacer? ¿Quién se quedó a cargo de sus asuntos?

– Yo mero –le contestó el Santi sin vacilar.

– Mira Santi entonces necesitamos reunirnos a la voz de ya. Mañana mismo si es posible. Porque tenemos un traidor por aquí, y quiero que me lo entreguen.

– ¿Qué te lo entregamos? No entiendo.

– Bueno quieres oírlo de una vez. Ahí te va: ese amiguito tuyo, el tal Calavera no me da buena espina. Tengo razones de sobra para sospechar que él está detrás del operativo de hoy. Así que quiero que lo lleves mañana para interrogarlo o vamos a tener problemas.

– No me gusta el tonito con él que me estas hablando Condesa. No quiero pensar que tú crees que yo también tengo que ver en eso que comentas.

– Entonces demuéstralo y entrégame a Calavera…

– Tú ya estas dando por hecho las cosas. No te me aceleres. Esto lo tengo que consultar con el patrón antes.

– No me salgas con esas mamadas Santi. Se muy bien quien es el tal Calavera, y también se que fuiste tú quien se lo metió entre ceja y oreja al patrón. Ahora no me vayas a salir con que él es quien tiene que decidir. Calavera es un pinche volteado. Se dé buena fuente que anda trabajando de infiltrado para una agencia federal y para los gringos, y los va a entregar a todos ustedes como lo está haciendo conmigo…

– Vamos a reunirnos primero ¿Qué te parece?

– Quiero ver a Calavera en esa reunión mañana en la noche, sino voy a entender que tú también andas de volteado y vamos a tener problemas.

– No me gustan tus amenazas Condesa.

– Me importa madre que te gusten o no. Nos vemos mañana a las 10 de la noche en el Yonke del Oso, el que está a la salida a Tecate –dijo y colgó.

Hubo unos minutos de silencio. Nadie dijo nada y todos nos miramos unos a otros.

Creo que más de uno posó sus miradas sobre mí. Fueron instantes de mucha tensión, hasta que me decidí a romper el silencio.

– Se puso brava la perra.

– ¿A qué se refiere con que trabajas de infiltrado? –me preguntó el Santi.

– Mira Santi, tú sabes cómo está el rollo. Además tú fuiste policía. Uno no deja sus contactos así nomás porque sí.

– ¿Quiere decir que tú estás detrás del operativo de hoy?

– Como les dije en un principio. La policía anda detrás de Mata para detenerlo, no sé qué tenga que ver eso con el operativo que menciona la lesbiana esa…

– Mire compa por el momento yo le doy mi voto de confianza, porque conozco a la marrana esa, pero tampoco me gustan mucho los dedos –el Tito se había mantenido muy callado durante toda la conversación, pero ahora me tenía bajo la lupa –. Usted se ha opuesto a que matemos al desgraciado ese del Mata. No quiero pensar que lo está defendiendo y que de verdad le aventó la policía a la gorda.

– Mira Tito si me he opuesto a que asesinen a Mariano es simplemente para ganar tiempo y tomar por sorpresa a la Condesa, pero ahora ya veo que eso va a estar muy difícil. En cuanto a lo del operativo, primero vamos a confirmar si es cierto o no.

– ¿Y cómo lo piensas hacer?

– Hablando con mis contactos en la policía. Sólo así podremos saber si la lesbiana nos dice la verdad y que fue lo que le incautaron.

Nadie dijo nada. Las miradas acusadoras seguían sobre mí, y tuve que dirigirme al Santi para que me secundara.

– No sé qué les sorprende. Tenemos mucho tiempo trabajando con policías –intervino el Santi.

– Lo que yo veo patrón es que la Condesa ya se está saliendo del huacal, ya le faltó al respeto a usted, y al rato quien sabe que pueda hacer. Tenemos que hacer algo. Usted nomás dice y yo mismo me llevo a mi gente para que le baje de huevos la vieja –le dijo el Pato al Santi.

– Tengo una mejor idea. Vamos aprovechando la situación. Voy a hablar con mis contactos en la policía para saber que fue lo que pasó en el famoso operativo, y de paso les regalamos a Mata para que se luzcan…

– No si usted  cree que somos pendejos ¿verdad Calavera? –el Tito fue el primero en respingar.

– ¿Por qué?

– Porque si les entregamos a la rata esta, en dos días lo sueltan, se vuelve a unir a la Condesa y entonces si se vienen con todo contra nosotros. Los Malacón tienen muchos contactos en la policía.

– Les propongo una cosa. Primero déjenme investigar sobre el operativo, ahí vamos a saber como esta el asunto. Si de verdad le pegaron a la lesbiana les va a interesar que les entreguemos a Mata, sino ustedes deciden que hacer con él.

– ¿Y cómo vamos a tener la certeza de que no lo van a saltar? –preguntó el Tito. 

– Tengo información de que lo andan buscando porque tenían planeado asesinar al Comandante Alatriste. No creo que les guste mucho que este muchachito ande suelto. Además Santi sabe que el patrón tiene buenas relaciones con algunos federales que también pueden intervenir.

– Esta bien –Santi asumió su papel de jerarca en turno –tienes media hora para investigar que onda con el famoso operativo. Voy a aprovechar para hablar con el patrón y ponerlo al tanto de lo que está sucediendo. Mientras tanto nadie sale de aquí.

El Tito no quedó muy convencido. De cualquier manera busqué el lugar más apartado y apropiado para llamarle a Moncayo.

– Pareja ahorita no puedo hablar –me contestó bajando la voz lo más que pudo.

– Es urgente pareja. Necesito que me des detalles sobre la casa de seguridad que reventaron.

Moncayo se impresionó.

– ¿Cómo sabes que reventamos una casa de seguridad?

– Desafánate de ahí para que no te vayan a escuchar.

– Ya me salí al estacionamiento. Ahora explícame ¿Qué chingados está pasando? 

– Yo tengo lo que ustedes están buscando.

– ¡¿Qué?!

– Lo que oíste pareja. Tengo el paradero de Mariano Mata. Ahora dime ¿Qué onda con la casa de seguridad?

– A Mata lo levantaron, o por lo menos eso nos dijeron.

– ¿Quién?

– Tenemos un detenido. Cuando llegamos a la casa de Mata su mujer estaba con un sujeto que intentó escapar. En el interrogatorio el tipo nos dijo que acompañaba a la vieja porque estaba muy nerviosa, porque al parecer lo habían secuestrado. También nos soltó la sopa de una casa de seguridad donde tenían a cinco personas secuestradas.

– ¿Secuestradas?

– Si parece que Mata traía un comando secuestrando gente. Entre las víctimas estaban tres empresarios que llevaban varios días desaparecidos, y por los que habían estado pidiendo rescate.

Continuará, siguiente capítulo el próximo lunes.

#QuédateEnCasaYLee
#ColecciónEditorialDictamenBC
#LasAventurasDelCalvera 

#ComparteLaLectura 

admin

Entradas relacionadas

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *