Donde la oscuridad penetra

Donde la oscuridad penetra

Novela Policiaca

Hamlet Alcántara

Foto: José  Gabriel López Mejía

4

Hay noches que aunque duermas no puedes descansar.

Siempre me ha llamado la atención eso de los sueños, porque hay unos que de plano te despiertan todo mangoneado como si te hubieran puesto unos madrazos.  Precisamente uno de esos me puso unas ojeras de aquellas.

Para acabarla de amolar en cuanto llegue a la oficina me estaban esperando dos agentes. A uno de ellos lo reconocí enseguida; era Galindo, un viejo policía que tenía tiempo que no veía. Venía acompañado de otro bato prieto y gordo.

– Te están esperando Calavera –me aviso Moncayo.  

– Qui’ hubo Galindo que milagro ¿Dónde te habías metido?

Me saludo muy a fuerzas. Me dijo que desde hacía tiempo estaba asignado a Asuntos Internos, entonces supe que no eran buenas noticias.

– Tienes que acompañarnos carnal, te giraron una OP –respondió Galindo mientras me enseñaba la famosa orden de presentación.

Estaba pidiendo a Moncayo que le hablara al Lic para que me alcanzara en Asuntos Internos, cuando el compañero de Galindo me dio un aventón para que me subiera a la unidad.

– Mira mi compa no hay necesidad de pasarse de lanza –estaba apunto de pescarle el cuello cuando Galindo intervino.

– Carnal ya estuvo. Y tu no la riegues –entonces se dirigió a su compañero –no conoces a Calavera. Si te digo que no hay problema es porque no hay necesidad de que te vayan a romper la madre por una estupidez.

Como que no le gusto lo que Galindo le dijo, porque quien sabe que tanto balbuceo. Después se calmó cuando me subí a la unidad y me puse a hablar por celular.

– Apaga tu teléfono compa –me dijo el gorila ese.

– Primero no soy tu compa.

– Ya Calavera mejor apaga tu celular como compas.

– Nomás porque tu me lo pides Galindo.  Me cae que el pinche gorila este ya me está sacando de onda.

El compa me miró de una forma que hubiera querido matarme pero ya no dijo nada, porque Galindo lo agarro del hombro y le pidió que se calmara.

Realmente ahí en la oficina de Asuntos Internos sólo me hicieron perder el tiempo porque no tenían nada en concreto contra mí. Hasta mal se vieron porque más tardamos en llegar cuando el Lic De la O ya me estaba esperando para asesorarme.

– A que mi Calavera en que broncas te metes –me dijo el Lic de la O cuando íbamos saliendo de Asuntos Internos.

– Ya ve mi Lic. Estos batos no tienen nada en contra mía.   Se colgaron de la nota del Donoso, pero ya me estoy encargando de eso.

 Y es que durante la breve diligencia, los de Asuntos Internos sólo me cuestionaron con la nota de Donoso en la mano.

  • ¿Por qué no le preguntan al reportero? Que él les revele sus fuentes –y de ahí no me sacaron. Me negué a hacer alguna declaración como me lo recomendó el Lic de la O, mi abogado de cabecera.

Ahora con estos inventos de oficinas como Asuntos Internos o Derechos Humanos un policía debe estar preparado para cualquier demanda insólita que se saquen de la manga.

Incluso al Lic lo conocí precisamente por uno de esos casos.

Resulta que en una ocasión me citaron en Asuntos Internos para carearme con un denunciante.

Se trataba de un ladronzuelo que me acusaba de haberle robado un jugo, una de las tantas veces que cayó tras las rejas.

El sujeto alegaba que cuando lo llevamos a la comandancia él compró un jugo, y yo se le arrebate a punta de cachetadas. Lo más increíble fue que en Asuntos Internos le creyeron y le dieron para adelante a la investigación.

Esa fue la primera vez que me pasaba algo así, y fue precisamente uno de los compañeros quien me recomendó al Lic De la O, quien en esa ocasión, tal como ahora, me desafanó más pronto de lo que canta un gallo.   

Salí de ahí apenas con tiempo para llegar a la cita con Carreño. Ya me esperaba sentado tomándose un café y leyendo el periódico.

– Con razón traes atravesado a Donoso.

– Y más si mis amigos hacen leña del árbol caído.

– Mira lo que te tengo –Carreño sacó de uno de sus bolsillos el famoso parte policiaco, donde quedó  asentada la detención del reportero –es todo tuyo. Nomás no digas quien te lo dio.

– ¿Lo turnaron al ministerio público?

– Turnamos el caso en vía de denuncia. Ese día se hicieron dos partes, este que es el original y el otro donde no hay detenidos y no se mencionan nombres, sólo a un par de sospechosos señalados por la muchacha.

– ¿Dos?

– Si dos. El comandante dijo que le había hablado el Secretario de Seguridad Pública para que soltaran de inmediato al periodista y a su amigo.

– ¿Amigo?

– Sí. Parece que emborracharon y drogaron a la muchachita, pero mejor lee el informe original.

Las primeras revelaciones de Carreño me tenían asombrado. El contenido del parte me confirmó la sorpresa. En efecto una jovencita acusaba a Luis Donoso, y a otro sujeto de nombre Estaban Blanco alias “el Catrín” de haberla violado.

– ¿Cómo es posible que los hayan dejado ir?     

– No me preguntes a mí. Ese seudo reportero me cae igual que a ti. Pero ya ves cómo son las cosas.

El documento refería que los detenidos estaban ebrios y drogados, y traían varias dosis de cocaína.

– Ese tal Catrín me suena.

– Debe ser pareja. Es toda una fichita. Es el clásico conecte para lo que quieras, drogas, viejas, carros robados y hasta de pollero se la ha aventado.

– Mira, mira y el periodista ahí metidote.

– Bueno pareja es que ese Donoso no es periodista. Me extraña. Es un vividor de la pluma. Lo corrieron de “el Diario”, y ahorita pues ahí le dan cabida en la Prensa Matutina. Pero ya sabes cómo son los políticos. Debe tener a algún funcionario bien agarrado de los tanates, de otro modo no me explico. Eso te toca a ti investigarlo.

– De lo que se entera uno. Ni  en el mundo hacia a este cuate.

– Mira yo me llevo a todo dar con dos que tres reporteros de verdad. Me parece haber escuchado a uno de ellos hablar mal del tal Donoso, si quieres te puedo montar a alguno de ellos.

– Déjame primero ver cómo está este asunto y luego te aviso que procede.

– Ya sabes carnalito. Lo que se ofrezca.

Nos despedimos con un fuerte apretón de manos, mientras mi mente se llenaba de ideas maquiavélicas.

Continuará, siguiente capítulo el próximo lunes.

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