Donde la oscuridad penetra

Donde la oscuridad penetra

Novela Policiaca

Hamlet Alcántara

Foto: José Gabriel López Mejía

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Una hora después estaba conduciendo rumbo a la casa donde el Santi tenía cautivo al gordo Colorado. No sé. Esto lo hacía para alimentar mi vanidad. La sola idea de ver agonizante a un desgraciado como el Capi Colorado que tanto daño había hecho me daba cierta satisfacción. Pinche justicia. Siempre dicho que es incierta, y que no vale solamente la de los hombres, sino la justicia divina, karma o como se llame que nos alcanza tarde o temprano. Al pinche cerdo ya lo había alcanzado.

Sólo tuve que esperar como media hora para que los pinches policías que vigilaban se resignaran y finalmente se fueran a la chingada de ahí. Aunque de todos modos salí de la tienda de amuletos y yerbas con mucha cautela.

Evodio se quedó con cara de baboso por un buen rato cuando le dije que ya no había problema, que pronto se irían los policías. Seguro lo atribuyó a algún encantamiento o hechizo. Nunca le explique que había llamado a los pinches mañosos para que le hablaran a los delincuentes con placa de la policía para que ya no le hicieran de tos.

En la dichosa casa de seguridad, la gente del Santi mantenía una vigilancia discreta. Incluso creo que hasta unas cuadras antes de llegar tenían a las famosos ‘punteros’, que no son otra cosa que malandrines del mismo talante que los otros, pero cuya obligación es hacerse bueyes por ahí, y reportar cualquier cosa sospechosa, como operativos policíacos, vía celular o radio.

Aún debía tener ciertas precauciones, así que decidí dejar el auto en el que viajaba en un centro comercial cercano, y de ahí pedí un taxi libre.

Como dije, la vigilancia era discreta. En la pura entrada de la vivienda estaban dos tipos recargados en un auto platicando muy quitados de la pena. En la calle jugaban futbol unos niños con un viejo balón medio descocido, que justo cuando llegue fue a caer frente a los tipos, quienes se pusieron a cascarear con la pelota antes de devolverla a los niños de una manera muy cordial.

Cuando me baje del taxi y le pague al chofer estos hombres se me quedaron mirando. Me dejaron llegar hasta la puerta y cuando estaba a punto de tocar al timbre comenzaron a cuestionarme. Les respondí que el Santi me esperaba.

– ¿A quien anunciamos?

– Al hechicero –se miraron medio desconcertado, pero mi apariencia desaliñada, mi barba crecida y mi cabello largo como de profeta hebreo confirmaron mis palabras.

Su patrón me hizo pasar de inmediato.

– Buen trabajo hechicero. Ahí tenemos al marrano que se va convertir en carnitas. Te está esperando justo como lo pediste.

Me llevaron hasta un cuarto que estaba cruzando un patio de tierra en la parte trasera de la vivienda, donde mantenían prisionero al Capi Colorado.

Estaban esperando que el Tito se comunicara, porque al parecer las cosas habían estado tan calientes últimamente que andaban improvisando unos nuevos tambos de ácido, que utilizarían para disolver el cadáver de Colorado cuando terminaran con él.  

Rogelio Colorado estaba visiblemente golpeado. Le costaba mucho trabajo abrir el único de sus ojos que le quedaba útil.

Al abrir la puerta de fierro del cuartucho, un hilo de luz ilumino la pared donde permanecía sentado Colorado.

– ¿Hechicero? –balbuceó cuando me miró entrar.

– Bueno. Creo que la justicia divina que pediste se está cumpliendo.

– ¡Eres un hijo de la chingada! Pero mi gente se va a encargar de ti, te lo aseguro. Saben dónde encontrarte.

– No creo que sepan donde encontrarme. Se que quieren deshacerse de mi desde hace mucho tiempo. Mira como son las cosas, yo estoy aquí y tú esperando que encuentren un tambo extragrande donde puedan meter tu pinche humanidad cuando terminen de torturarte. No sé. A lo mejor tardan tres o cuatro días. Sólo espero que te estén tratando bien aquí.

– Esa voz no es la que utilizabas cuando te hacías pasar por brujo ¿Quién eres?

– A no. Primero no me hago pasar por brujo, lo soy. La prueba es que estás aquí apunto de sufrir un juicio sumario del que vas a salir culpable ¿Quién soy? Esa pregunta si te la voy a responder porque todo condenado tiene un último deseo ¿Te suena el nombre de Javier Calavera?

El Capi quiso mover su pesada y madreada humanidad, y tuvo un instante de furia que se contuvo cuando le dije que me evitara la pena de tener que volverlo a sentar a patadas si se levantaba.

– Es mejor que cooperes con estos tipos para ver si te matan más pronto. Bueno me retiro. Por cierto gracias por el dinero. Lo tomaré como una multa de reparación del daño por todo lo que me has hecho.

Fueron segundos los que pasaron antes de que cerrara la puerta del cuartucho. Para el gordo Colorado debieron de ser eternos, porque comenzó a lloriquear implorando clemencia. Estaba dispuesto a delatar a todo mundo e incluso a cambiarse de bando si le perdonaban la vida. Eso ya no estaba en mis manos. Me retire y esa fue la última vez que mire a este personaje.

En la sala el Santi estaba acompañado del Pato y otros sujetos bebiendo cerveza y mirando la televisión.

– ¿Qué onda Calavera? ¿Qué te dijo tu amigo?

– Lo de siempre que él era una madre de la caridad, y que estaba dispuesto a hacer lo que sea para salvarse.

– Como su tamaño no es muy habitual el Tito están tardando mucho en conseguir el tambo. Vamos a dejarlo así algunos días sin tragar para que se aliviane, y poniéndole sus calentadas para ver que información le sacamos –dijo el Santi.

El Pato empezó a decir que tenían la intención de pedir rescate a la familia. La verdad es que ya no le puse mucha atención, porque me ofrecieron una cerveza. Me senté a ver el noticiero local y de pronto la nota de un agente americano antidrogas muerto captó toda mi atención.

– Mire patrón. Es la foto del tipo que levantamos por órdenes del Don –le dijo el Pato al Santi cuando empezó la noticia.

“Es poca la información que se tiene hasta el momento, la Procuraduría Estatal indicó que la investigación esta a cargo de las autoridades federales, que atrajeron el caso a petición del Gobierno Norteamericano”.

Por su parte, la Procuraduría General de la República emitió un escueto comunicado donde resaltó la colaboración con agencias de investigación estadounidenses, debido a que el agente antidrogas fue asesinado en territorio americano, y su cadáver fue arrojado en esta frontera para tratar de despistar a las autoridades.

Las interrogantes son muchas. Ninguna corporación ha querido dar detalles al respecto, sólo se sabe que se realizaron una serie de operativos tanto en Tijuana como en San Diego, y hay detenidos sospechosos de este crimen.

Una fuente confidencial de este noticiero –continuó explicando la conductora –reveló que este agente se encontraba siguiéndole los pasos a la organización delictiva de los hermanos Malacón, y que incluso el actual jefe de esta organización ya podría estar en manos de los americanos. Aunque esto no ha podido ser confirmado oficialmente”.

– No cabe duda que Don Paulino es un chingón –se notaba el orgullo en el rostro del Pato, y esperó que en el mío se disimulara mi gran interés por el tema.

– Y como siempre estos periodistas andan bien perdidos –añadió Santiago después de darle un buen sorbo a su cerveza.

– Bueno ahí dieron una versión oficial. Más bien diría que esto puede ser una treta de los federales para que los responsables se confíen.

– No te hagas pendejo ni el interesante Calavera. Tú bien sabes que esto es lo que querías decir cuando alegaste que Lucas ya era historia. Seguramente tus amigos los soldaditos te pusieron al tanto.

– ¿Al tanto?

– Si el patrón nos habló hace días. Nos dio las instrucciones precisas de deshacernos de este cabrón y como ese compa andaba de infiltrado con la gente de Lucas Malacón, ya había arreglado todo para que le echaran la culpa a él.

– ¿Arreglado? ¿Con quién?

– Mira Calavera yo no acostumbro hacerle muchas preguntas al patrón. Tú deberías hacer lo mismo, porque todavía no me queda muy claro el asunto aquel de la trampa que nos pusieron tus amigos. Así que mejor la dejamos de ese tamaño. Ahorita mejor tu Pato, lánzate a contactar a tu amigo el chulo ese para que nos traiga unas morritas. Vamos a festejar que este día matamos dos pájaros de un tiro. Cayó la rata mayor y una rata gorda y sucia en la ratonera. Estas cordialmente invitado a la fiesta hechicero.   

Continuará, siguiente capítulo el próximo lunes.

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