Sobre la Crisis del Matadero
Por Hamlet Alcántara
En este 2020 el mundo amaneció con una nueva amenaza de una Tercera Guerra Mundial, y Tijuana con la crisis del Cañón del Matadero por el XXIII Ayuntamiento que encabeza el empresario Arturo González Cruz nomás no le encuentra la cuadratura al círculo.
Y al respecto nos van a decir (bueno eso si la Dirección de Comunicación Social se digna a considerarnos como medio de comunicación) que es culpa de la administración anterior, que la gente tira mucha basura y que la ciudad no tiene un sistema pluvial adecuado, todo menos que González Cruz tiene que hacer algo al respecto.
Todo eso de alguna forma justificó los primeros días, pero nos agarró la navidad, el Año Nuevo y el Día de Reyes, en otras palabras se acabo el maratón Guadalupe –Reyes y el Matadero bien gracias.
Cabe señalar que quien parece hacerle frente a este conflicto es la CESPT que dirige el químico, Rigoberto Laborín, porque son quienes informan, dan la cara y están en el lugar de forma permanente, además de que han reconocido que el problema requiere intervención de los Estados Unidos, por lo que ya establecieron contacto con la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA).
Pero ese es sólo un ángulo del problema y la parte municipal, pues en este medio no la conocemos, por eso no la podemos mencionar, porque a la Revista Dictamen los de Comunicación Social Municipal nomás no nos informan nada.
Sin embargo lo que se ve no se pregunta y eso no necesitamos de las autoridades municipales para que nos informen, es decir que se les está haciendo bolas el engrudo, porque la crisis que se está generando no sólo es el taponamiento del pluvial, sino el congestionamiento vial, porque los automovilistas tardan hasta una hora para llegar a su destino, simplemente porque un tramo permanece cerrado, y sin los señalamientos necesarios porque los de Transito asumen que todos los tijuanenes ya hemos pasado por ahí y sabemos que está cerrado el Libramiento con unas lozas de cemento que en la noche difícilmente se visualizan hasta que ya las tienes enfrente.
Tampoco es que se hayan preocupado por habilitar un carril, o sea el tema vial parece que les vale un reverendo cacahuate.
A eso hay que sumarle que los residentes de la zona viven en medio de una hediondez permanente, lo que obviamente puede convertirse en un foco de infección en cualquier momento, y esto no lo dice quien escribe esta columna, sino tijuanenses que padecen está situación a diario, y a quien seguramente el alcalde les va a responder que es culpa de “el Patas” y con eso le saca la vuelta al tema, pero lo cierto es que esa administración ya se terminó y si es o no culpa de los pasados a quien le toca resolver es a los que están ahorita, que se la han pasado haciendo posadas y repartiendo roscas, y aventándose uno que otro recorrido en esta zona como para que no digan.
Y todavía le podemos sumar otro factor, que ahí vienen las lluvias de nuevo, y no se sabe para cuándo puedan destapar el pluvial, donde dicen que hasta carros chatarra están atorados en el fondo.
Pasando al tema de la amenaza de la Tercera Guerra Mundial hay que destacar la postura que desde un principio adoptó el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de no opinar ni meterse porque no era su problema.
Sus detractores podrán decir lo que quieran, pero lo cierto es que el Mandatario regresó a una política que por muchos años le dio respeto a México a nivel internacional por la hoy olvidada Doctrina Estrada que habla de la no intervención en conflictos extranjeros.
La no intervención en este conflicto es lo mejor que México puede hacer, ya que la rivalidad entre Estados Unidos e Irán se remonta a muchos años atrás, recordemos el caso Irán –Contra, en la década de los 80 cuando el Presidente americano Ronald Reagan estaba al frente del gobierno y se financió a la Contra Nicaragüense y se le vendieron armas a Irán a pesar de que existía un embargo contra ese país.
Hoy el polémico Presidente Donald Trump puso al mundo en un hilo al asesinar al general iraní Qassem Suleimani.
Lo cierto también es que mientras en México los políticos en campaña linchan públicamente a sus oponentes, en Estados Unidos declaran guerras para ganar elecciones o reelecciones como en caso de Trump.