Luis Alberto Serrano desde las Islas Canarias
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@luisalserrano @MiPropiaLuna
Situamos el contexto geográfico de la isla de La Palma en las Islas Canarias, una comunidad autónoma del estado español separadas del continente africano por poco más de 100 Km. en el Océano Atlántico. Es comúnmente llamada “la Isla Bonita” por sus impresionantes paisajes y bosques. Desde 2012, declarada por la UNESCO Reserva Mundial de la Biosfera, cuenta con los Bosques de Tilos del Parque Natural de las Nieves y con un observatorio astronómico con una de los más importantes enjambres de telescopios entre los que destaca el Telescopio Liverpool, que es el robotizado más grande del mundo. Tiene una extensión de 708 Km2 y algo más de 80.000 habitantes, con una densidad demográfica de 117 hab./km2. Los municipios por los que la lava va buscando su camino descendiente, por tanto, los más afectados son los de El Paso, Los Llanos de Aridane y Tazacorte. La última vez que la isla sufrió una erupción fue hace 50 años, la que dio lugar al Volcán de Teneguía y que duró 25 días.
Después de un tiempo de una sismicidad espectacular en la cantidad de terremotos diarios de baja intensidad, el pasado 19 de septiembre estalló la boca de un volcán en la zona de Cumbre Vieja. Ya llevamos más de un mes desde que erupcionó y todavía no se puede decir cuando va a dejar de emitir lava. En declaraciones de Miguel Ángel Morcuende, director del Plan de Prevención Volcánica de Canarias (PEVOLCA), atendiendo a las 40.800 toneladas de dióxido de azufre emanadas diariamente, no se atisba cercano el fin de la salida del magma a la superficie. Los destrozos materiales son muy importantes, tanto en construcciones como en plantaciones del plátano canario, cultivo predominante en la isla, o el aguacate.
Cuarenta días después de la erupción inicial, podemos cuantificar que son más de 900 hectáreas (9 Km2) cubiertas por la lava descendente desde la cumbre hasta el mar y más de 2.000 construcciones afectadas entre las derruidas y las sepultadas completamente. Siendo estas islas, picos emergidos sobre el mar, son de una altura considerable con respecto a su superficie lo que le dota a su orografía de un despliegue de pronunciadas pendientes desde la cumbre hasta la costa. Por ello, la velocidad de caída de la lava ha sido vertiginosa, ocasionando, en los primeros días, una voracidad espectacular a la hora de engullir territorios y edificaciones. La llegada del magma al mar se produjo el día 28 de septiembre, nueve días después de su primera explosión. Son alrededor de 5 km., a una velocidad media de más de medio kilómetro al día.
A día de hoy, podemos decir que la columna de lava emitida al aire en la boca principal es de 600 metros de altura y que la de cenizas puede llegar a los 3.800. Se han ido abriendo distintas bocas que emanan en las varias lenguas de magma que discurren por cauces y barrancos hacia la costa oeste de la isla. Ahora mismo hay 5 activas que han destruido 66 Km. de carreteras y desalojado a más de 7.000 personas de los que casi 500 permanecen alojados en hoteles a cargo del Gobierno de Canarias. En esta semana se ha producido un desplome del cráter principal y la sismicidad sigue con una frecuencia de más de 150 terremotos diarios llegando a alcanzar los 4,6º en la escala Ritcher. Entre la población hay un gran temor a un posible terremoto que llegue a una escala 6 e incida en la salida desmesurada del material magmático. Ante esto, muchos de los residentes han optado por abandonar la isla y buscar refugio en el resto de las islas, al amparo de familiares y amigos.
Todo hay que decirlo. Este núcleo de 8 islas ha sido, tradicionalmente muy unidas, sobre todo en las desgracias. Se están desarrollando una innumerable cantidad de actos solidarios para recaudar fondos a los afectados. Aun así, todavía es pronto para aventurar planes de reconstrucciones o reactivación del terreno, obviamente debido a que no se ha terminado de cuantificar el destrozo causado hasta que no cesen las emisiones de lava y su devastador asolamiento producido por las coladas de material magmático expandiéndose en su bajada por las escarpadas pendientes hasta los llanos costeros.