La noche mágica de la Vecindad Santanera

La noche mágica de la Vecindad Santanera

Por Hamlet Alcántara

Fotos Ramón Blancornelas

En medio de la llovizna de media noche que amenazaba en convertirse en chubasco y ante el silencio de las inmensas bocinas que dejaron de retumbar, cientos de gargantas gritaban “¡Kumbala, Kumbala, Kumbala!”. Esperaban que Roco, los integrantes de la Sonora Santanera y de la Maldita Vecindad regresaran al escenario para cerrar con broche de oro un concierto lleno de magia y hechicería  que sólo la música de esas dos grandes bandas podían transmitir.

Desde Changó hasta El Yerberito, pasando por El Orangután, Perfume de Gardenias  y Pachuco entre otros grandes éxitos que pusieron a vibrar a los miles de asistentes a este concierto que se llevó a cabo en la explanada del Museo del Trompo.

“Hace tres años empezamos con este tour de la Vecindad Santanera, y es la segunda vez que venimos a Tijuana, que es una ciudad representativa `por ser frontera”, y la puerta de Latinoamérica coincidieron Roco, el vocalista de la Maldita Vecindad y María Fernanda, la voz femenina de la Sonora Santanera en rueda de prensa previa al concierto.

Señalaron que la idea de unir a la Sonora Santanera y la Maldita Vecindad fue para resaltar no solamente la música mexicana de géneros tan diferentes como son estas dos agrupaciones, sino también como un homenaje a Latinoamérica y sus sones.

En el escenario la vitalidad y los rituales de buena vibra de Roco, movieron las consciencias de los asistentes, que de inmediato engancharon con los éxitos de ambas agrupaciones, que sonaron con dos estilos diferentes en una fusión simplemente irresistible.

El Pachuco,  el mago Zolin, que igual adivinaba el pensamiento, que leía las cartas e hipnotizaba en la vecindad, hasta El Yerberito  y un homenaje a Celia Cruz interpretado por María Fernanda.

Un Policía que es mudo y a una pareja sorprendió, un ladronzuelo que entró a una vivienda a robarla a ella y otras canciones de la icónica Santanera fueron envolviendo el ambiente en el que hombres y mujeres de Tijuana saltaban y bailaban, hasta que los artistas se despidieron.

Pero faltaban dos íconos para sellar la noche, los asistentes lo sabían que pidieron otra coreando a Kumbala que hizo estremecer los corazones y las almas, y por último La Boa cerró este concierto y puso a bailar a Tijuana, poco después de la media noche, y en medio de la llovizna y el clima frío.

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