- SEMEFO Rosarito está concesionado a un particular que funciona como corralón de cadáveres y cobra 7 mil pesos sólo por liberarlos
- La insensibilidad y burocratismo de la Sindicatura Procuradora de Tijuana y la FGE
Por Hamlet Alcántara
Playas de Rosarito es el único municipio del estado donde la morgue está concesionada a la funeraria Santana, la cual funciona como un corralón humano, donde los restos de una persona llegan y para salir hay que pagar 7 mil pesos, si o sí. Y lo digo con conocimiento de causa porque va a ser un año que falleció mi hermana Iovana Eloisa Alcántara Ojeda, y por azares del destino me tocó en carne propia vivir en carne propia esa muy desagradable situación, sin que ninguna autoridad ni estatal ni municipal pudieran hacer nada al respecto.
Hoy como una forma de conmemoras la memoria de mi difunta hermana en estas fechas tan representativas por el Día de Muertos, decidí, después de casi un año, hacer público este caso en el que están metidos desde el Hospital General de Rosarito, al Grupo Funerario Santana, las grúas, la Policía Municipal de Tijuana y la Sindicatura Procuradora que encabeza Rafael Leyva Pérez y por supuesto la Fiscalía General del Estado (FGE).
Y bueno se preguntaran que tienen que ver las grúas, la Sindicatura y la FGE, pues simple y sencillamente porque además del fallecimiento de mi hermana, entre los grulleros y los policías se robaron su vehículo, el tema se denunció ante la FGE y la Sindicatura y hasta la fecha duerme el sueño de los justos.
Pero déjenme relatarles la historia que estuve declarando varias veces en sindicatura y termino en el área social, donde me hicieron un par de llamadas, siempre para preguntarme lo mismo y no se hizo nada, incluso una de las funcionarias en una de esas llamadas me quiso amedrentar preguntando si yo tenía pruebas de lo que decía, y obvio le respondí que era su obligación investigar lo que era evidente.
Y es que la madrugada del 19 de noviembre del 2021 personalmente recibí la llamada de vecinos de la colonia Castillo que me decían que habían visto el auto de mi hermana en medio de la avenida Venustiano Carranza, a la altura de la gasera y el Panteón Municipal número 2, rodeado de patrullas y una ambulancia que la atendía.
Para cuando pude llegar al lugar, ya no había nada, y pregunte a los taqueros que atendían un puesto de birria si habían visto algo, en efecto me dijeron que mi hermana se quedó inconsciente en medio de la calle arriba de su auto, un Malibu negro, luego llegó una patrulla, una ambulancia y la grúa.
A ella se la llevó la ambulancia y al auto la grúa, ese fue el testimonio de los taqueros, por lo que empecé a hacer llamadas a los hospitales y la Cruz Roja para saber a donde habían llevado a mi hermana, en espera de respuestas decidí ir a las grúas que se encuentran sobre esa misma avenida a unos 200 metros de donde sucedieron los hechos, donde por lógica debieron llevar el vehículo remolcado, pero el auto no estaba, ni había registro del accidente.
En ese momento me avisaron que a mi hermana de la colonia Castillo de Tijuana, la habían trasladado a Rosarito, y lo único que alegaron es que por protocolo los casos no COVID se atendían en ese municipio.
Llegue al nosocomio en punto de las ocho de la mañana, y me anuncie con las “amables” empleadas del lugar, quienes me tuvieron esperando hasta que se cansaron. Insistí varias veces, sólo me decían que mi hermana si estaba siendo atendida en ese hospital y que en cuanto pudieran me darían información.
A eso de las tres de la tarde, volví a preguntar y como si nunca hubiera estado ahí, me informaron que mi hermana había fallecido y que como estuvieron esperando a los familiares, ahí ya no se podía hacer nada tenía que ir a la FGE y al SEMEFO que en ese municipio está concesionado a un particular Grupo Funerario Santana.
En la FGE me dijeron que había llegado con ellos, pese a ser una muerte natural, debido a que no hubo quien identificara el cuerpo en el hospital, situación que nunca se nos informó durante todas las horas que estuve en el Hospital General de Rosarito.
Por ese par de detalles, los restos de mi hermana fueron a parar al Grupo Funerario Santana, donde por el simple hecho de estar ahí, si el familiar decide no contratar sus costosos servicios, pues de todos modos debe pagar 7 mil pesos para llevarse a su difunto.
Varios días recorrí las dependencias estatales y municipales y ni la propia alcaldesa Araceli Brown podía hacer nada, bueno eso fiel a su costumbre durante toda su administración, porque resulta que los empresarios funerarios tienen una concesión leonina para operar la morgue local, lo que no pasa en ningún otro municipio de Baja California.
En este punto hay que reconocer que pese a todo, hay que decir que no todos los empresarios funerarios son de esta calaña, sino que hay los casos contrarios como la funeraria AIMAR, que de no ser por el ingeniero Bernabé Esquer Peraza, esta terrible situación del fallecimiento de mi hermana hubiera sido todavía más gravoso, por eso mi reconocimiento al gran amigo y ser humano.
Volviendo al tema, no hubo poder humano que me exentara del pago que aunque los de Grupo Santana no le llaman liberación, te cobran “amablemente” por la preparación y refrigeración del cuerpo, pero sino pagas no sale y se va a la Fosa Común.
Una vez que los asuntos funerarios fueron solventado, vino la otra parte del duelo, rastrear el auto que hasta la fecha no aparece en ningún corralón municipal, y Sindicatura lo tiene archivado como una más de sus reportes, porque ni siquiera la quisieron calificar como denuncia, pese que se relató por escrito esta misma historia con horarios y ubicaciones precisas de donde mi heraman fue levantada por la ambulancia y su auto por la grúa.
En esta parte de la historia es preciso de señalar que mi hermana padecía de depresión crónica y por eso, pese a los esfuerzos familiares, ella se resistía a vivir con su hija o su madre y prefería vivir en su automóvil, que estacionaba sobre la avenida Carranza por donde residía mi señora madre y ahí pernoctaba.
Por eso mismo, fueron vecinos quienes nos enviaron la fotografía del auto estacionado en uno de los parques de la colonia Castillo cuando Iovana había fallecido y se suponía que el automóvil y todas sus pertenencias estaban en un corralón municipal.
Cuando tratamos de buscarlo el auto ya no estaba, y por eso el caso se denunció a la FGE y a la Sindicatura Procuradora de Tijuana, porque era obvio un contubernio entre los policías que atendieron el reporte y los grulleros para robarse el auto y las pertenencias de mi hermana.
Hasta la fecha el caso queda sigue sin resultados, nunca me informaron en Sindicatura si lograron obtener el parte policiaco de los hechos, que debe existir o que fue lo que pasó con el auto, las pertenencias y un par de mascotas, una tortuga y una paloma, que siempre acompañaban a mi querida hermana Iovana Eloisa Alcántara Ojeda. QEPD.
Un abrazo hasta el cielo hermana y de este modo honro humildemente tu memoria para pedir justicia contra esos buitres que se aprovecharon de tu partida, porque no se les puede llamar de otra manera.