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- Una más de los Ricos También Lloran:
- Continúan los problemas legales de los herederos del primer ex alcalde morenista, Arturo González Cruz
- Y a las empresas del ex alcalde priista Carlos Bustamante no se quedan atrás les llueven quejas en el Casino Arenia y de empleados del Grand Hotel
No cabe duda que cuando se trata de Juniors Encumbrados y fortunas económicas siempre continúa vigente aquella frase de “Los Ricos También Lloran” que dio vida al famoso melodrama de Televisa del Siglo Pasado, y un primer capítulo de la versión tijuanense la dimos a conocer en este medio de comunicación con la historia del pleito encarnizado que mantienen los herederos del primer ex alcalde morenista, Arturo González Cruz por los “chelines”, que el señor dejó en vida.
Como lo dimos a conocer en su oportunidad Arturo González Terrazas, hijo del finado ex alcalde, mantiene una demanda legal contra el titular de la Notaria 31 por la presunta falsificación del testamento de su padre en la que está involucrada su propia madre Minerva Terrazas Lelevier y sus hermanas Minerva, Angélica y Adriana González Terrazas.

Pero los problemas legales de Madre e Hijas González Terrazas no para aquí, sino que también enfrentan una denuncia por fraude, extorsión y daño patrimonial por el consorcio de comida rápida Carl’s Junior propiedad de otra encumbrada familia de Tijuana, los Lutteroth.
No cabe duda que estas mujeres heredaron lo bélico del finado ex alcalde, quien primero mantuvo un pleito encarnizado contra el también finado ex alcalde panista, Juan Manuel Gastélum, el Patas, a quien por sus pistolas corrió del Club Campestre, luego se puso a pelear con el ex gobernador Jaime Bonilla, lo que a la postre le costó su salida de la alcaldía de Tijuana.
Y otra familia que también está en el ojo del huracán es la del ex alcalde príista Carlos Bustamante Anchondo por los manejos que dan a sus empresas, como el Casino Arenia, donde roban en despoblado.
Si bien es cierto que en el tema de los casinos no sería negocio que todo ludópata saliera ganando, también es cierto que de vez en cuando hay que ceder, como dirían en mi rancho, “hay que ser cochi pero no tan trompudo”, porque en el Arenia no dejan títere con cabeza.
Y para muestra un botón: recientemente se recibió la queja de la señora Hortensia, quien padece una discapacidad y llegó en su silla de ruedas para relajarse y pasar un buen rato en el casino del empresario priista, y lo único que consiguió fue perder 2 mil 500 dólares en las máquinas amañadas del Arenia.
Aunque aquí habría que recordar cómo fue que surgió este casino en Tijuana, el cual curiosamente abrió sus puertas durante el trienio que gobernó don Carlos Bustamante Anchondo, quien hasta antes de convertirse en el primer edil de la ciudad estaba quebrado con serios problemas financieros en su Grand Hotel, pero él sí que se sacó el boleto ganador al sentarse en la silla de la Presidencia Municipal, y ya ni recordemos el Luminaria Gate que dejó a Tijuana en la oscuridad.
Pero regresando al Grand Hotel, otra denuncia ciudadana ahora por parte de los empleados, que por temor a perder su trabajo pidieron el anonimato, ya que están bajo el yugo tirano del licenciado Adrián Ortiz, titular de Recursos Humanos y consentido de la familia Bustamante, quien se la pasa humillando y maltratando a los empleados, ya que presume su cercanía con los hijos de don Carlos.
Incluso este licenciado Ortiz despidió arbitrariamente a un jefe de ama de llaves que tenía 10 años laborando en la empresa, luego contrato en ese puesto a su cómplice una mujer de nombre Araceli, quien en cuatro meses ha corrido de forma humillante a cinco camaristas.
Pero está historia seguro continuará…
Y hasta aquí la dejamos. Hasta la próxima.